Opinió

¿Por quién doblan las campanas?

Naila tenía 14 años, fue a buscar agua a una poza cercana, se cayó en un socavón y se rompió el fémur.

10.000 años después; Antonio, un antropólogo, encontró su fémur en un yacimiento y observó que estaba reparado, que el hueso había soldado. Ningún ser de esa época hubiera podido sobrevivir a esa lesión, así que Naila debió ser rescatada por sus semejantes: alimentada, protegida y cuidada durante su reposo hasta que el hueso se pudo soldar.

Es un punto de inflexión. El nacimiento de la ayuda y la solidaridad como valor de civilización.

Incluso en estos tiempos oscuros continúan irredentos los fanáticos que se tragan todo el catálogo de espejismos nacionalistas. “Todo lo nuestro es buenísimo y todo lo de fuera de Catalunya, es una porquería”. Es la habitual simplificación hasta el absurdo que las mentes obtusas utilizan para desviar sus culpas y continuar con sus negocios. El tiempo nos dirá si a la falta de previsión, organización u optimización de recursos también hay que añadir que, detrás de esa compra fallida de 42M/€ de material sanitario por parte de la Generalitat, está la larga escuela de la oscura sombra de la “Madre Superiora”.

Sócrates decía que “la maldad es solo ignorancia”. Vivimos tiempos difíciles, muchos perderán la salud, algunos hasta la vida y todos perderemos bienestar económico.

Desmoraliza mirar al puente de mando en esta tormenta perfecta. Tanto por el gobierno de Torra como el de Sánchez, sumidos en sus apriorismos, ineficacias y obsesiones. Cuando uno gobierna a base de eslóganes, de tópicos, de enfrentamientos… sin humildad, sin pragmatismo, sin responsabilidad; poco positivo aportarán a este instante oscuro. Pero dicen que no hay mal que cien años dure y llegará el día que todo esto se acabe; quizás el sol del verano derrita los lípidos que protegen al virus en su propagación. Quizás alguien, que no conocemos, esté en este momento mirando por un microscopio y, sin desfallecer, en colaboración con otros científicos del mundo, serán capaces de encontrar vacuna para esta plaga.

Estoy seguro que superaremos este instante oscuro. En 1,5 metros hemos cuantificado lo que hoy nos separa, 2 metros bajo tierra lo fue en tiempos de la peste. Y cuando ese día llegue, abrazaré mucha gente; no serán de esos abrazos corteses de “plas-plas” en la espalda. Serán abrazos sinceros, como los que dan los niños, que al abrazarte solapan su mejilla con la tuya.

Pero siempre algo debemos aprender, y como en aquella vieja canción de Nicolás Guillén tendremos que construir “una Muralla que vaya desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta la playa, allá sobre el horizonte.” Para evitar nuevamente el contagio de la vanidad, el supremacismo y los odios absurdos de nuestro tiempo.

Hemingway tituló a una de sus novelas “¿Por quién doblan las campanas?”. Ambientada en nuestra última guerra civil y acertadamente le cogió prestado el título a una cita de John Done: “Nunca preguntes por quién doblan las campanas, doblan ti”. Desde Naila hasta nuestros días, contemplo este nuevo tibio amanecer y estoy seguro de que falta un día menos, para que esto acabe.

Javier Rivas. Diputado aranés de Ciudadanos en el Parlament de Catalunya.