Opinió

Mens sana in corpore sano

Hace miles de años, y lo que es más importante, durante miles de años, cuando vivíamos en cuevas y por supervivencia, nos convertimos en seres sociales. Era inevitable: para comer había que cazar un mamut y para un hombre solo, con una lanza de madera con punta de sílex, era una desproporción insalvable. Los primeros “nosotros” se acostumbraron a trabajar en equipo. No eran tiempos de desayuno, comida y cena. Se pasaban el día corriendo detrás del mamut, sin garantía de éxito. Somos la consecuencia de la evolución. Somos seres vivos adaptados para el ejercicio físico y nuestro organismo así está programado. Si mientras corríamos detrás del mamut nos encontrábamos una colmena colmada de miel, eso era un regalo de los dioses. Un chute de glucosa que nuestro organismo no estaba dispuesto a desperdiciar, y la insulina y el glucagón evolucionaron como eficientes administradores. Para lo que no estamos programados es para estar todo el día sentados, comiendo azúcares saturados, por lo que nuestro organismo se resiente.

No nos movemos, comemos demasiado y demasiado mal. No estamos preparados/programados para esto. Es la consecuencia de cambiar la evolución de miles de años en cuatro días, como quien dice, y el reloj de la evolución y nuestro organismo se revela: diabetes, colesterol, hipertensión, obesidad… son palabras de las nuevas y abundantes patologías que está derivando nuestra nueva sociedad tecnológica y sedentaria.

Conscientes de esta problemática, los países más evolucionados intentan establecer factores de corrección con la herramienta más poderosa que tenemos los humanos: la educación.

Hace años que, obligatoriamente, en el currículum escolar no hay 2 horas de “gimnasia” sino de “educación física”. La etapa escolar es decisiva para plantar la semilla de una vida adulta con hábitos saludables y, por ello, desde el grupo parlamentario de Cs hace más de un año que solicitamos una modificación curricular incorporando una tercera hora de Educación Física que ayude a paliar las actuales tendencias negativas, pero nos votaron en contra; con especial inquina del PSC. Derivaron esta responsabilidad a las actividades extraescolares. En resumen: las familias que se lo puedan pagar, llevarán a sus hijos a futbol, tenis, esquí, etc… y adquirirán educación física y hábitos saludables. El resto; que disfruten de la obesidad, con sus patologías derivadas y del aislamiento social con los videojuegos deportivos. 

La investidura de Pedro Sánchez, en coalición con Podemos, se fraguó sobre lo que llamaron “370 medidas de un gobierno de progreso” y una de ellas, conscientes de la problemática descrita, era ampliar el sistema educativo con una tercera hora de educación física.

Me pareció que el tiempo nos daba razón y que lo que es bueno para el conjunto de España, también lo era para los ciudadanos de Catalunya, así que volvimos a presentar la propuesta, que se votó nuevamente esta semana en la Comisión de Educación del Parlament de Catalunya. Nuevamente, ha sido rechazada por los partidos de gobierno con la complicidad del PSC.

En resumen: “Obras son amores y no buenas razones”, que dice el refrán. La herramienta más poderosa que tiene nuestra sociedad para corregir sus toxicidades es la educación. Lo del “Progreso” solo es una palabra hueca. El que pueda, llevará a sus hijos a un colegio privado. Aprenderá inglés, matemáticas y adquirirá hábitos físicos y sociales saludables. El resto… cuanto peor, mejor. Así nadie discutirá los méritos para estar en el consejo de administración de Enagás.

He comenzado mi escrito relatando la evolución y la esperanza en el ser humano, pero el trabajo de nuestro tiempo es no volver a los tiempos de los Remensas.