Opinió

Eso que tú me das

Años han pasado. Eran las 7h de un 16 de septiembre y levanté la persiana de la habitación. Había llegado de noche y nada había podido ver. Éramos 20 niños durmiendo en la misma habitación del internado de Vielha; no conocía a nadie, era nuevo en el colegio, pero recuerdo vivamente que mi mirada atravesó el cristal de la destartalada habitación y la vista de una montaña henchida de bosque me llegó al fondo del alma, como a Machado los Campos de Castilla. Dicen que tu hogar no es donde naciste, sino donde tus deseos de escapar cesan y desde aquel día con 10 años, aquí sigo.

Hoy miraba ese paisaje antiguo y lo veo igual, no ha cambiado. El bosque sigue ahí. Pero sé que se mueve. Seguramente, aquellos árboles de descubrimiento infantil hayan acabado en alguna chimenea y se han ido sustituyendo por nuevos brotes que han echado anillos de crecimiento mientras la vida discurre.

La vida es un proceso de derribo: unos van cayendo y otros vienen para sustituirlos. Igual en la sociedad que en el bosque.

Otra cosa son las ínfulas de nuestros gobernantes. Esta semana, el MHP Torra se descantillaba con ataques de sinceridad, “que no habían conseguido nada de avance del procés” fue el primer toro de la semana. Y que estaba preocupado porque el COVID-19 y su devastación humana, social y económica hacían peligrar y disgregar sus obtusos pensamientos y los de los partidos que lo soportan a lo único realmente importante para él. El monotema procesista fue el segundo.

Otra cosa son las ínfulas de nuestros gobernantes. Esta semana, el MHP Torra se descantillaba con ataques de sinceridad, “que no habían conseguido nada de avance del procés” fue el primer toro de la semana

Son ataques de sinceridad que huelen a despedida. Torra comienza a ser libre, sabe que en breve ya no será President. Pero le quedará una pensión vitalicia de más de 100.000€ y se podrá dedicar, con la despensa llena, a sus asquerosos escritos de bilis y xenofobia.

Ahora tanto ERC como la sopa de letras post-convergente, se intentarán disputar el voto y harán espectáculos goyescos de quien es más independentista. Pero una vez pasadas las elecciones, si la gente les vota, se repartirán los sueldazos y volverá la paz a los lavaderos.

Manolo Vázquez Montalbán decía “Contra Franco vivíamos mejor”, pero esta gente es como aquella canción de Amaral “Sin ti no soy nada”; necesitan España para vivir sin dar un palo al agua y diluir incompetencias. Si la gente se muere de COVID o de hambre…les da completamente igual. Lo importante es la independencia (el mismo Torra reconoce el fracaso, pero insiste en lo mismo). Es la única manera que gente que no ha gestionado en su vida ni un puesto de helados, disfrute de un sueldo y un prestigio que en la vida real les estaría vetado por sus capacidades. Son gente que vive del odio, profesionales de la industria política, como otros, con la piel tan fina que se ofende por una pintada a 600Km de su casa “Coletas Rata”. Si contara lo que yo o mis compañeros hemos tenido que aguantar con estoicismo.

El nacionalismo no se combate ni por ni con nacionalismo. Se combate por anti ilustrado y por anti democrático, trabajando por la ciudadanía. Esa capacidad política que no deviene en función del territorio donde naciste, ni del sexo, raza, lengua o ideología; es la capacidad de ser sujetos políticos en un estado de derecho.

Conozco canciones que hablan de la montaña que esta mañana contemplaba. Sé que las montañas no conocen canciones que hablen de nosotros. El bosque se renueva siempre, pero creo que la gente que mueve el mundo son los capaces de pararlo y en este momento, lo que toca es parar esta deriva de odios identitarios tan absurdos y cínicos, como interesados.