Opinió

Quien siempre miente, nunca engaña

Hay un antiguo proverbio árabe que dice: “La primera vez que me engañes, será culpa tuya. La segunda será culpa mía”. Como refrán viejo, nunca miente. Quise hacer la prueba deseando equivocarme.

Durante el mes de diciembre de 2019, hubo una pequeña explosión debido a la implosión de nuestro sector payés. Hace años que los precios de venta de sus productos, en su conjunto, no alcanzan ni para cubrir los costes de producción, lo que está derivando en pérdidas que se acumulan año tras año, generando endeudamiento y que acabarán por hacer desaparecer nuestro sector primario. Es fácil escribirlo en un papel, las celdas del Excel no mienten. Pero es difícil imaginarlo; la naturaleza es un gran libro abierto para los que la transitan con los ojos abiertos.  En el rincón más recóndito, siempre encuentras un muro de piedra seca, historia viva. Seguramente esté medio derruido, medio cubierto por zarzas y malezas. Siempre pienso en aquella gente antigua; en su esfuerzo manual para buscar y apilar piedras. Una a una, día tras día acababan convirtiéndolas en un cercado para que no escapara el ganado o para que no entrara el lobo; en una fuente o en un soporte para un camino que conectaba los pueblos. Eran gente dura que se levantaba al alba y que fueron conformando el paisaje que hoy conocemos; hijo de la agricultura y la ganadería.

En diciembre tuvimos varias comparecencias del sector en el Parlament que nos trasladaron su desesperación y días después acabaron en una gran tractorada por las calles de Lleida.

Me llamó la atención el gran número de diputados y políticos en general que asistieron a la manifestación venidos desde Barcelona y por un momento pensé que todos habíamos tomado conciencia de la problemática; y aunque desde el grupo de Cs ya liderábamos hacía tiempo el número de propuestas sobre esta temática, tuve o quise tener la sensación de que, transversalmente, se tomaban cartas en el asunto y trabajaríamos juntos en busca de soluciones.

De aquellos días salieron ríos de tinta y voces impostadas en defensa de los payeses, traduciéndose en una moción aprobada en la Diputació de Lleida a instancia de JxC y ERC en la que se hacía un relato de situación y se proponían una serie de medidas (reconocimiento, ayudas, bajar la presión fiscal, etc…) con el común denominador de “solicitar al Gobierno de España”. Me pareció oportuno y a modo de prueba del algodón, puesto que tenemos una Consellería y somos también competentes, realizar una tarea sencilla, informáticamente hablando. Copiar y pegar la moción entera y sustituir tan solo “Barcelona” por “Madrid”. Solicitando la asunción de su ámbito competencial a la Generalitat.

El martes llegó a la comisión del Palament junto con nuevas propuestas de Cs (seguridad en los pozos, regadíos del Canal Segarra Garrigues, medidas que impidan el robo de productos a nuestros payeses etc…) y ¡sorpresa! ERC y JxC, a lo que votaban favorablemente en Lleida (pedir a Madrid) votan en contra al cambiar una sola palabra (pedir a Barcelona).

Vivimos un mundo globalizado y complejo pero una vez más han demostrado que lo fácil es pedir y culpar a Madrid de todos los males y que lo imposible es que la Generalitat trabaje con diligencia. Son como en aquella canción de Amaral: “Sin ti no soy nada”. Sin Madrid no son nada porque viven del conflicto, ajenos a las problemáticas reales de nuestra gente.

Entretenidos en quimeras, en enemigos virtuales mientras el tiempo no perdona. Tanto están invitando a cenar a la estatua del Comendador que un día se presentará en casa y nos arrastrará a los infiernos como en el “Don Giovanni” de Mozart. La diferencia es que esto es la vida y no debemos convertirla en un teatro donde se ganan amigos con las mentiras y enemigos con las verdades. Las luchas entre ERC y JxC no son precisamente de Amadeus vs Salieri, ellos hacían música. Aquí solo hay ruido y una vez más, con este sencillo “copy & paste” me ratifican que quien siempre miente, nunca engaña.