Opinió

Ni santos, ni beatos

“Yo soy dos, y estoy en cada uno de los dos por completo” decía San Agustín. Seguramente, el padre de la Patrística se quedó corto y no somos dos, sino tres: lo que la gente cree que somos, lo que nosotros mismos creemos que somos y lo que en realidad somos.

Para algunos, el mundo de la política es el mundo de la incontinencia verbal, y en estos tiempos televisivos de coronavirus, agota escuchar sinsentidos en la vanidad de personajes que “creen que son” cuando, por muchas ínfulas y marquesinas, la tozuda realidad es el fracaso total de su gestión. Una sociedad confinada, con una economía devastada; para conseguir tan solo un 5% de población con inmunidad de grupo. Esto va para largo y el camino puede ser peor que triste; será acólito y absurdo, con declaraciones lamentables como las del ministro Garzón opinando sobre el sector turístico, o la vicepresidenta Calvo definiendo el COVID-19 en líneas rectas geográficas (señora, la línea recta, por definición, es el camino más corto entre dos puntos). En la geografía del Covid, hay más variables. O la ministra de trabajo, que le entra la risa floja cuando es incapaz de pagar a las personas incluidas en un ERTE. U otro ministro; que lo del “jarabe democrático” deja claro que no puede ser bidireccional y, por lo tanto, no democrático, tan solo la antesala de algo peor.

Una sociedad confinada, con una economía devastada; para conseguir tan solo un 5% de población con inmunidad de grupo. Esto va para largo y el camino puede ser peor que triste; será acólito y absurdo, con declaraciones lamentables como las del ministro Garzón opinando sobre el sector turístico, o la vicepresidenta Calvo definiendo el COVID-19 en líneas rectas geográficas (señora, la línea recta, por definición, es el camino más corto entre dos puntos)

Spinoza decía “no llorar, no enfadarse, solo comprender” y, modestamente, le añadiría “aportar”, que es lo que intentamos desde Cs, haciendo propuestas para minimizar los daños ocasionados por el peor gobierno desde Fernando VII en la historia de España. Los de ERC y JxC condicionan la aprobación de la prórroga del Estado de Alarma a su mesita de la independencia impuesta por Junqueras (son el ciego del Lazarillo de Tormes; contando las uvas), mientras nosotros la condicionamos al pago de los ERTES, un plan de desescalada y ayudas al tejido productivo.

Pero quien mejor define la realidad del independentismo es Sandro Rosell, expresidente del Barça. Dice que él es independentista, que él votaría “si” a la independencia en un referéndum acordado, pero que, si ganara el sí y Catalunya se deviniera un estado independiente, se marcharía a vivir a otro sitio. Tiene toda la lógica: él sabe que Catalunya sería invivible, pero él se podría marchar a cualquier otro lugar del mundo. El resto nos quedamos aquí, comiendo nacionalismo, bebiendo ratafía y TV3.

Vivimos tiempos complicados. Me preocupa esa Catalunya tan española de los rábanos por las hojas. Me preocupa esa España tan cainita de rojos y azules que cabalga con los ojos cerrados hacia el abismo sin superar la historia. Conocí un gran hombre que luchó en el bando republicano en la última guerra civil y me decía que “lo mejor de rojos y azules estaba en el frente, los que se quedaron en las retaguardias para las venganzas y los odios fueron los miserables responsables de paseos y sacas”.

Quien mejor define la realidad del independentismo es Sandro Rosell, expresidente del Barça. Dice que él es independentista, que él votaría “si” a la independencia en un referéndum acordado, pero que, si ganara el sí y Catalunya se deviniera un estado independiente, se marcharía a vivir a otro sitio. Tiene toda la lógica: él sabe que Catalunya sería invivible, pero él se podría marchar a cualquier otro lugar del mundo

Lo fácil es atrincherarse, lo cobarde es quedarse en la retaguardia; lo difícil, pero lo responsable, es buscar soluciones a un mundo complejo. San Agustín también decía que “era el hijo de las lágrimas de su madre”. Madre o madrasta, este es el tiempo y el país que nos ha tocado vivir y merece la pena trabajar para superar este momento incierto. “Entre una España que nace y otra que bosteza”, que escribió D. Antonio Machado.