Opinió

La Moral del Esclavo

Decía Pio Baroja: “Que escribía con la suela de sus zapatos”; porque su conocimiento de la vida, que trasladaba a sus  relatos, lo adquiría pisando calle, haciendo camino con todos  los sentidos atentos a la realidad.

Como vivo lejos, las suelas de mis zapatos son  las ruedas del coche, pero igualmente los Km aportan información que intento convertir en conocimiento. No hace mucho, en un control policial había una persona que estaba refunfuñando porque le estaban escribiendo la multa. Resulta que circulaba a 140Km/h en un tramo donde el máximo estaba establecido en 100Km/h. Enardecido  el paisano espetaba al mosso “Está limitando mi libertad de movimientos, que es un derecho constitucional". El mosso continuó impasible y al finalizar le tendió el papel con denuedo por la ventanilla.

La libertad, para serlo, necesita regulación basada en criterios de posibilitar la convivencia.

A mi concurrente conductor no le sirvió la apelación a la libertad. Y como es de lógica y de derecho al MHP Torra, igualmente apelando a la libertad, tampoco.  Pero  hay un matiz altamente toxico en estas mentalidades.

Escuché, hace años, a Julio Anguita explicar lo que definía “la moral del esclavo” decía que la sirvienta se sentía muy contenta al ver lucir a su Sra. las joyas, porque le parecía que también eran un poco suyas.

Nada más lejos de la realidad, los que defienden a Torra, no disfrutarán del estatus económico de ex president, las joyas por mucho que las miren, no son suyas.

Otra cosa son  los nostálgicos que intentan renacer o  mantener sus privilegios convirtiendo Catalunya en su cortijo. Como en aquella no tan antigua canción de La Trinca “El Sr Ramón empaita a la criada... tururut, qui gemega ja ha rebut.”.

Seguro que si te saltas la Ley de Trafico que regula la libertad de movimiento por la carretera o si frente al escaparate de una pastelería no eres capaz de frenar el instinto goloso y tiras una piedra para robar pasteles; acabarás pagando una multa o en según qué casos,  con tus huesos en la cárcel.

Lo del crimen pasional como justificación es de obtuso abolengo, rémoras de tiempos pasados que solo fueron mejores para rancias burguesías.

Bon vent i barca nova! Sr. Torra, quizás tenga el deseo de mantenerse en el Parlament como el Fantasma de la Ópera aprovechando supersticiones de incautos y el gobierno de Pedro Sánchez, sin más línea roja que la marca del bañador. Pero el futuro está por escribir: con trabajo y más Km en los zapatos. Aprendiendo de los problemas reales de la gente para continuar escribiendo, desde la humildad, esta novela que es la vida de nuestros ciudadanos.